Gases efecto invernadero – Planeta Tierra – Parte II

La eficiencia energética y las energías renovables son las respuestas más adecuadas para mitigar el impacto del calentamiento global

[Medio Ambiente]

 

Gases de efecto invernadero

Los datos del Cuarto Informe del IPCC (Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático), presentado en la ciudad tailandesa de Bangkok, indicaban que entre 1970 y 2004 las emisiones globales de gases de efecto invernadero habían aumentado un 70%.

Esto significaba que la concentración de CO2 en la atmósfera era ya un 36% superior a la que había antes de la Revolución Industrial, la más alta registrada en los últimos 420.000 años.

En consecuencia, advertían los científicos, que si no se tomaban las medidas adecuadas, las emisiones globales de estos gases continuarían creciendo en las siguientes décadas de manera descontrolada.

Asimismo, este informe ponía de manifiesto que la eficiencia energética y las energías renovables son las respuestas más adecuadas para mitigar el impacto del calentamiento global.

Parece claro, entonces, que la raíz del problema se encuentra, precisamente, en el modo en que la sociedad actual produce y consume energía.

Hoy por hoy, el 85% de la energía que gasta nuestra civilización se obtiene a partir del petróleo, el carbón y el gas natural, combustibles que liberan enormes cantidades de CO2 a la atmósfera.

Así, disfrutar de coche, electrodomésticos, aire acondicionado, calefacción, viajes en avión, en fin, vivir a todo tren contribuye al espectacular aumento de gases de efecto invernadero.

Algo tenemos que hacer. En este sentido, los políticos de la Unión Europea se proponen buscar alternativas. Su conclusión es que para garantizar un modelo energético sostenible se imponen dos cosas: el ahorro energético y el fomento de la producción de energía por fuentes renovables.

 

¿De dónde sale el CO2?

Se estima que algo menos del 30% de la emisión de CO2 en España corresponde a la producción y distribución de energía eléctrica, es decir, que cada vez que conectamos la televisión, el aire acondicionado o las luces de nuestras casas estamos colaborando a la expulsión de gases de efecto invernadero.

Cerca de la cuarta parte lo producen las industrias del petróleo, el cemento, la siderurgia, la cerámica, el vidrio, el papel, las químicas…

El sector del transporte es responsable de casi otro 25% de las emisiones (un coche normal emite unos 170 gramos de dióxido de carbono por kilómetro recorrido, aunque cada vez se fabrican modelos más limpios).

Cerca de un 11% proviene de la agricultura, la ganadería y los cambios de uso del suelo. Y otra cantidad importante de las emisiones es consecuencia de las calefacciones y otros procesos que se han llamado ‘difusos’.

 

¿Qué es el efecto invernadero?

Si dejamos un día de verano el coche aparcado al sol notamos al entrar que está muy caliente. Lo mismo sucede en los invernaderos en los que se cultivan frutas y verduras.

En la Tierra también ocurre algo parecido. Desde el sol nos llega calor que atraviesa una capa exterior de la atmósfera. Esta capa, formada por numerosos gases, como el dióxido de carbono, el óxido nitroso o el metano, entre otros muchos, deja pasar el calor solar pero impide salir el calor reflejado en la superficie terrestre.

Cuanto más gruesa sea esta capa, menos calor dejará salir y mayor será el calentamiento de la Tierra. Por eso, si emitimos mucho CO2 y engordamos esa capa atmosférica, podemos hacer que la temperatura de la Tierra aumente entre 2ºC y 4ºC, lo que puede resultar muy grave.

Esto provocará que el hielo se funda, aumentando el nivel del mar con consecuencias desastrosas para muchas islas del mundo y otras zonas costeras.

 

Cómo ahorrar energía

Descongestionar el Planeta es responsabilidad de todos. “Cada uno de nosotros es una causa del calentamiento, pero, a la vez, cada uno de nosotros puede convertirse en parte de la solución”, asegura Al Gore en ‘Una verdad incómoda’.
Por eso, con gestos individuales podemos contribuir a mejorar la salud de nuestro Planeta.

 

Algunos consejos útiles para ahorrar energía:

> Utilizar bombillas de bajo consumo.
La vida media de estas bombillas es de 12.000 horas de luz y el consumo medio de 11 watios. Mientras que la vida media de una bombilla convencional es de 1.100 horas de luz, y su consumo medio de 60 watios.

> Comprar electrodomésticos de clase A+++ (Las lavadoras de esta gama pueden lograr un consumo del 50% menos).
Son los más eficientes. Por el contrario, los más derrochadores llevan las letras F o G.

> Moderar las temperaturas de aires acondicionados y calefacciones.
Cada grado de más, casi siempre innecesario, emite mucho CO2 a la atmósfera y aumenta notablemente la factura de la luz.

> Desconectar siempre los aparatos eléctricos, no sólo desde el mando a distancia.
En stand by gastan el 15% de la electricidad que consumen funcionando. También es aconsejable apagar la pantalla del ordenador durante los periodos cortos que no se use.

> Optar por una plancha ecológica.
Una hora de plancha equivale a 20 horas de televisión. Pero las planchas ecológicas sólo necesitan 90 segundos para alisar frente a los 8 minutos de una tradicional.

> Usar más a menudo la olla exprés, pues consume menos energía y la comida se hace antes. De igual modo, el microondas ahorra entre un 60-70% frente al consumo del horno.

> Utilizar el transporte público, dado que un coche normal emite unos 170 gramos de dióxido de carbono por kilómetro recorrido.

> Elegir un coche ecológico cuando llegue la hora de cambiar de vehículo.

> Evitar frenazos o aceleraciones durante la conducción, pues supone a largo plazo un ahorro del 15% de combustible y lanzar menos dióxido de carbono a la atmósfera.

> Caminar en las distancias cortas, o usar la bicicleta.
Más del 30% de los viajes en coche que se hacen en la Unión Europea cubren distancias inferiores a tres kilómetros, y un 50% de los desplazamientos recorren menos de cinco kilómetros.

 

¿Qué es el Protocolo de Kyoto?

El Protocolo de Kioto es un acuerdo internacional destinado a frenar la contaminación del Planeta. En 1997 se reunieron los países ricos e industrializados y establecieron limitaciones a su contaminación.

Estos países asumieron el compromiso de reducir, individual o colectivamente, al menos un 5,2% sus emisiones de gases de efecto invernadero entre 2008 y 2012 con respecto a las emisiones de 1990.

Dentro de este acuerdo, cada país tiene sus propios objetivos. Así, dentro de la UE se fijó un compromiso de una reducción del 8% para toda el área comunitaria.

Pero en el caso de España, a fin de equiparar su desarrollo con el de otros países europeos, le fue permitido un aumento del 15% (o un 37% pagando derechos de emisión) con respecto a lo que expulsaba en 1990.

Sin embargo nos resultó imposible respetar ese margen y estuvimos en un 48% o más. No obstante en 2006 nuestra emisión de gases con efecto invernadero bajó por primera vez desde 1993 en un 4,1%.

 

Según datos del Observatorio de la Sostenibilidad, las emisiones de gases disminuyeron un 18% en España en 2020 debido a la pandemia. El confinamiento y la reducción de las actividades empresariales y comerciales hicieron posible este descenso.

Las emisiones de CO2 se situaron por debajo de los niveles de 1990, año que se usa como referencia por los países para evaluar el grado de cumplimiento de los acuerdos internacionales contra el cambio climático.

 

 

Nereida Cuenca
Parte del artículo ‘Planeta Tierra, equilibrio roto’ publicado por la Revista Muface

Pagina de origen de la imagen:
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Ver:
> El cambio climático y el coronavirus – Percepción mundial   
> Salvar los océanos para alimentar al mundo – Oceana México  
> Raimon Panikkar – ‘Ecosofía’, la Tierra como ser vivo     
> El deshielo del Ártico – Consecuencias desastrosas    
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> Beth Greer – ‘La casa natural’ – Salud, hogar y el Planeta   

> Cambio climático – Noticias de la ONU  
> La Carta de la Tierra – Responsabilidad compartida – Principios   
> La carta de la Tierra – Los fundamentos amenazados    

 

 

 

 

 

 

 

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1 P. 20-11-2007 (Revista Muf@ce, septiembre-noviembre, 2007)