San Millán de la Cogolla – El monasterio de Suso
Se empezaban a abandonar los dioses conocidos y se abrazaba uno nuevo, dado a conocer por sus primeros seguidores, los cristianos. De una familia de pastores hispanorromanos surgió quien sería conocido con el nombre de San Millán.
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Los dos monasterios de San Millán de la Cogolla (La Rioja) rezuman historia. Sin embargo, esta vez solo visitamos el más antiguo, el de Suso (el de arriba en lenguaje medieval), origen de la fábula de un pastor convertido en eremita.
El santo
Se llamaba Emilianus y estaba destinado a guiar, primero corderos y después, hombres.
Nació en 473, una época de desconcierto, de transición. El Imperio Romano se estaba desintegrando y una nueva creencia se estaba abriendo paso.
Se empezaban a abandonar los dioses conocidos y se abrazaba uno nuevo, dado a conocer por sus primeros seguidores, los cristianos. De una familia de pastores hispanorromanos surgió quien sería conocido con el nombre de San Millán.

Quizá habría pasado sus primeros años en la quietud de los montes, entre sus rebaños y la paz de los bosques cercanos a su lugar de origen, Berceo.
Quizá ese sosiego lo llevó a una ensoñación en la que un ángel le aconsejó dirigirse a Bilibio (actual Haro) y trabar conocimiento con Félix, el ermitaño que había de orientarlo con el ejemplo.
Fuera sueño o no, el caso es que Emilianus acudió a la llamada y se retiró a las profundidades verdes de los bosques en calidad de eremita.
De pastor a párroco y a hacedor de milagros

Tiempo después se sintió impelido a volver a su tierra para emprender una vida de silencio y meditación entre los riscos de la sierra de la Demanda, su hogar, ahora formado por las cuevas excavadas en la roca, hasta que su presencia y su actividad llamaron la atención del obispo de Tarazona, Dídimo.
Consecuencia de su creciente aureola de santidad fue su orden sacerdotal y designación como párroco de Berceo.
Cambió el cayado de pastor por la sotana de párroco. Según su legendaria biografía, era tal su entrega en la ayuda a los pobres que lo indujo a entregarles las donaciones recibidas, siendo acusado de malversación y destituido.

De vuelta a sus lares, siguió creciendo su fama de santo y de hacedor de milagros. Los peregrinos acuden y algunos se quedan, forman un oratorio en cuyo suelo es enterrado San Millán, muerto a los 101 años de edad.
No dejó nada escrito. Lo poco que se sabe de él es por la ‘Vita Beati Emiliani’, obra de Braulio, obispo visigodo de Zaragoza, escrita hacia el siglo VII, base de la posterior obra del Mester de Clerecía* del siglo XIII, ‘Estoria del Sennor Sant Millan’, escrita por el también clérigo Gonzalo de Berceo.
El Monasterio de Suso

La singularidad del Monasterio de Suso estriba, tanto en su situación como en su historia.
El agreste entorno donde está enclavado procede de las primitivas cuevas donde San Millán eligió retirarse del mundo, aunque el mundo lo siguió.
Su conducta atrajo enseguida a discípulos de otros parajes; el incremento de seguidores obligó a erigir el cenobio de época visigoda, del que se conserva el muro y algún arco.
De la edificación mozárabe permanece la galería de entrada y la nave principal con arcos de estilo califal y de herradura, sede de un importante escriptorium, de los más notables de la Edad Media en España, origen de importantes producciones y reproducciones de textos, como los de Gonzalo de Berceo, notable exponente del Mester de Clerecía.
En el pórtico de acceso se conservan los sepulcros de los siete Infantes de Lara y de su tutor, Nuño Salido, además de las reinas Tota, Jimena y Elvira. Almanzor lo destruyó en el año 1002.

La leyenda
A mediados del siglo XI, el rey García Sánchez había hecho erigir en Nájera el nuevo Monasterio de Santa María la Real, el cual consideró más apropiado para acoger los restos del santo Millán.
A poco de iniciarse el traslado, surgió la leyenda: los bueyes que arrastraban la carga se negaron a seguir adelante, haciendo imposible llegar a su destino.
El rey interpretó el hecho como una señal del cielo e hizo construir allí el Monasterio de Yuso, mucho más amplio y lujoso.
Pero la de éste, será otra historia.
Este artículo es de libre reproducción, a condición de respetar su integridad y de mencionar a la autora y el medio.

Maria Ferrer P.
eMagazine 39ymas.com
Todas las fotografías: ©2025 Marisa Ferrer P.
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* Mester de clerecía: literatura medieval compuesta por clérigos, es decir, hombres instruidos y no necesariamente sacerdotes, que poseían unos conocimientos superiores a los del trivium o triviales, la enseñanza elemental de la época. (Wikipedia).