Tayeb Salih – Su novela ‘Estación de migración al Norte’
El enigma del protagonista de la novela la novela de Tayeb Salih, atrae, intriga y, como al narrador, a veces desespera pero nunca cansa.
[Cultura – Literatura]
Son pocas las veces en que un libro de ficción aclara una incógnita sin tratar de resolver ningún problema, simplemente exponiendo los entresijos de ciertas existencias a través de los cuerpos y las voces de unos personajes.
Tal es el caso de la novela ‘Estación de migración al Norte’ (editada por la editorial Huerga y Fierro con el título ‘Época de migración al Norte’, 1998) del escritor sudanés Tayeb Salih (Sudán, 1929 – Londres, 2009). Es considerada la novela la más importante en árabe del siglo XX, y se ha traducido a más de treinta idiomas.
La novela se publicó por primera vez en árabe en septiembre de 1966, precisamente cuando cayó el gobierno militar del general Ibrahim Abboud en Sudán y el país vivía momentos de liberación política e intelectual.
Dos grupos, sin embargo, los comunistas y los islamistas, se apresuraron a condenar la novela porque no se ajustaba a las líneas de ningún partido ni de ningún nacionalismo radical y porque el escritor había vivido y trabajado en Europa.
Desde entonces ha sido prohibida intermitentemente en varios países africanos y del Oriente Medio y publicada una y otra vez en los que no estaba prohibida.
‘Estación de migración al Norte’
Son dos los personajes que acaparan la atención de la narración, ambos hombres sudaneses, que han pasado unos cuantos años en Inglaterra, vuelven a su país de origen y los dos coinciden en un pueblo a orillas del Nilo.
El narrador nos cuenta el regreso a su tierra y a su gente con satisfacción. Según él mismo dice: “Como había pensado tanto en ellos durante mi ausencia, había una especie de niebla que se interponía entre ellos y yo la primera vez que los vi.
Pero la niebla se disipó y me desperté, al segundo día de mi llegada, en mi cama de siempre en la habitación cuyas paredes habían presenciado los incidentes triviales de mi vida en la niñez y en los principios de la adolescencia”.
El narrador vuelve a lo familiar y se siente acogido, pero también vuelve habiendo conocido y aprendido otras maneras de vivir y de pensar. El otro hombre que ha vuelto a Sudán y a vivir al mismo pueblo, Mustafa Sa’eed, migró al norte, a Inglaterra, pero su experiencia no podía ser más distinta.
Mustafa le cuenta al narrador sus experiencias en el Norte y el narrador nos transmite todo ello incorporando sus propias reacciones al relato de Mustafa.
En estos dos hilos narrativos es precisamente donde se va aclarando qué significa ser africano en Europa, cómo pueden ver los colonizados a sus colonizadores y adónde lleva la condescendencia indiscriminada por cualquiera de las dos partes.
Conocimiento y reflexión
Si esta novela nos hablara únicamente de dos individuos que no representan otra cosa que a sí mismos y sus circunstancias, los lectores tendríamos la satisfacción que siempre da la novela bien escrita.
Usa un lenguaje poético que no se limita a describir realidades más o menos remotas sino que también sugiere ambientes sociales, políticos, climas y geografías que tienen mucho que ver con cómo viven y piensan las gentes que los habitan.
Se suele despreciar lo que no se comprende o lo que tozudamente se ignora, y ‘Estación de migración al Norte’ ofrece una oportunidad excepcional de conocimiento y de reflexión.
Sin embargo mi propio entusiasmo con la novela de Tayeb Salih viene también de las posibilidades de extrapolar lo que cuenta y cómo lo cuenta de las relaciones entre africanos y europeos (británicos concretamente) a muchas otras:
Europeos mediterráneos y norteños, norteamericanos y latinoamericanos, latinoamericanos y españoles, y muchos otros binomios compuestos por un ‘uno’ y un ‘otro’ que históricamente sólo han sabido relacionarse en base a estereotipos que justifican la explotación y el desprecio.
Explotando al explotador
En el relato de Mustafa se manifiesta la paradoja del hombre negro exotizado. Mustafa se ha valido de su inteligencia y su capacidad para el estudio para llegar a obtener una beca importante en Inglaterra.
Una vez allí, se da perfecta cuenta de lo bien que puede explotar el estereotipo que se le adjudica: exótico, hiper-sexual, continente oscuro que promete sensaciones inusitadas.
Seduce a las mujeres inglesas a base de jugar el papel que se le ha adjudicado de antemano. Para ellas la conquista supone el conocimiento del placer prohibido, para él la seducción supone subyugar hasta la destrucción, reificar y deshumanizar a la mujer blanca.
Hasta que una, Jean Morris, le deshumaniza a él. En su carrera académica Mustafa también explota al explotador de manera absolutamente cínica.
Los europeos que le dan trabajo y publican sus escritos no sólo lo hacen porque sea un hombre inteligente, sino porque es un hombre inteligente negro.
El beneficio que estos académicos obtienen es el de mostrar su generosidad y su espíritu liberal. En todas y cada una de sus interacciones con los ingleses él le da una vuelta de tuerca más a los estereotipos.
No llega a aprender nada de ellos sino a manipularlos para solidificar sus propios prejuicios. Sólo cuando vuelve a su país se da cuenta de lo que ha derrochado, del daño que ha hecho y que se ha hecho a sí mismo.
Su relato emponzoña al narrador que, como el propio Mustafa, se sumerge en el Nilo para desaparecer. Pero en el último momento escoge vivir y contarnos la historia.
Una experiencia con literatura árabe contemporánea
Para quien, como yo, leer ‘Estación de migración al Norte’ sea una de las primeras o la única experiencia con literatura árabe contemporánea, la gratificación será inmediata a pesar de no tener acceso a la lengua original.
El enigma del protagonista atrae, intriga y, como al narrador, a veces desespera pero nunca cansa. Las figuras literarias aplicadas tanto a las tierras del Nilo como a las del Támesis nos acercan a una manera de escribir seductora aunque los conceptos giren en torno a las disonancias más crueles entre seres humanos.
En 2005 tuve la suerte de conocer a Tayeb Salih en persona. Había ido a Oxford a participar en un seminario sobre poscolonialismo donde leyó parte de su novela.
Antes de empezar su lectura, agradeció la presencia de quienes estábamos en la sala. Reconoció también lo que le incomodaba normalmente leer su trabajo en ambientes de tanto conocimiento.
Tuvo la gentileza de añadir que en aquella ocasión, sin embargo, se sentía perfectamente tranquilo ya que las caras que veía parecían llevar su conocimiento con levedad. Fuera ironía o genuina modestia, sus palabras eran algo a lo que aspirar.
© María Donapetry
mdonapetry@yahoo.com
Tayeb Salih
Tayeb Saleh, Al-Tayyib Salih (Merowe, Sudán en 1929 – Londres, 18 de febrero de 2009), fue criado en el seno de una familia de agricultores.
De niño fue a una escuela coránica y más tarde, en Jartum, al Gordon College. Se graduó en Literatura por la Universidad de Jartum antes de ingresar en en las universidades de Londres y Exeter en Inglaterra, donde vivió la integración y el contraste entre Oriente y Occidente, que reflejó en sus libros.
Tras regresar de Inglaterra, y de un corto período de maestro, se dedicó a escribir. Fue un reconocido autor de relato corto en árabe. Su novela, ‘Estación de migración al Norte’ (1966) le consagró como uno de los mejores escritores en lengua árabe.
En 2002, el Club Noruego de Literatura la incluyó entre los cien títulos más representativos de la ficción del siglo XX. Su novela ‘La boda de Zein’ (1969), se adaptó para el teatro y el cine por Khalid Siddiq a finales de los 1970, logrando un premio en el Festival de Cannes.
Autor durante más de 10 años de una columna semanal en el diario londinense en árabe, al Majalla, trabajó también para la BBC en árabe y fue director general del ministerio de información en Doha, Catar.
También trabajó para la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en París.
Entre sus obras destacamos: ‘Un puñado de dátiles’, ‘Dau al-Bayt’, ‘Doma wad Hamed’ y ‘Mariud (Bandar Shah)’. Contrajo matrimonio en 1965 con la escocesa Julia Maclean, con la que tuvo tres hijas. Falleció en Londres el 18 de febrero de 2009 a la edad de 80 años.
Equipo Torrese
eMagazine 39ymas.com
Fuentes: buscabiografias.com – Wikipedia
Origen de las imágenes:
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Wikipedia
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Actualizado: 26-12-2022
1 – 13-07-2005