Émile Zola – Un apasionado de la fotografía
El escritor Émile Zola se entusiasma inmediatamente por la fotografía, una nueva forma de expresión: compra varias cámaras, busca nuevas técnicas, revela él mismo sus negativos, experimenta con nuevos papeles…
[Cultura – Literatura – Fotografía]
Emile Zola descubre la fotografía en 1888, el mismo año en que aparece Le Rêve y en el que se enamora de Jeanne.
El escritor se entusiasma inmediatamente por esta nueva forma de expresión: compra varias cámaras, busca nuevas técnicas, revela él mismo sus negativos, experimenta con nuevos papeles y acaba teniendo tres laboratorios en Medan, París y Villennes.
En su viaje a Inglaterra vuelve su mirada a la vida cotidiana; la calle, las mansiones y los paisajes, pasando por alto los monumentos.
Su estilo fotográfico
El estilo de Émile Zola debe mucho a lo que ha aprendido en su juventud de los pintores que tanto frecuentó. De la mano de su amigo Paul Cézanne, Zola conoció a Monet, Renoir y Pissarro, seguramente por ello, algunas fotografías, como la de Jeanne con su sombrilla en la carretera de Verneuil, recuerdan irremediablemente a Claude Monet.
Al igual que a los impresionistas, le divierte trabajar sobre series, el mismo paisaje urbano con el mismo encuadre en diferentes estaciones del año; con sol, con lluvia, con nieve…
Se apasiona también con la fotografía íntima (retratos de amigos, de la familia, de Jeanne) y retratos de ‘tipologías’ (hizo ir a Medan a los gitanos sólo para retratarlos) así como con las escenas de lo cotidiano y de los oficios.
Pero Émile Zola también se interesa por la actualidad, como demuestra su trabajo en la Exposición Universal de 1900, para la cual inventó una ingeniosa técnica, utilizando el tren que recorría el recinto, para realizar una serie completa de fotografías, que dan una visión de 360 grados de la exposición como en las modernas panorámicas.
La fotografía independiente de la novela
Sorprendentemente nunca se sirvió de sus fotografías a la hora de preparar sus novelas. En todas las carpetas de ‘Rougon-Macquart’ sólo hay una fotografía, una vista panorámica de París que le sirve para ‘Une page d´Amour’, pero la imagen no era suya.
Zola fotografiaba y escribía, pero nunca relacionó una disciplina con la otra. Por ejemplo, en su viaje a Roma, hizo numerosas fotografías y llevó un cuaderno de viaje; las notas le sirvieron para escribir ‘Roma’, pero sus imágenes no parecen haber tenido ninguna influencia en su novela.[…]
Su obra fotográfica es considerable, se estima que pudo hacer unas 5.000 placas, Una parte de su obra ha sido publicada por François-EmileZola y Massin (‘Zola photographe’, Denöel 1979, reeditado por Hoëbeke en 1990).
Un poco de historia
En agosto de 1888 Émile Zola se fue de vacaciones a Royan, un pequeño pueblo sobre la costa atlántica; con él viajaron su mujer Alexandrine -quien había llevado consigo a su costurera, Jeanne Rozerot, una espigada muchacha de veintiún años-, su editor, Georges Charpentier (1846-1905), amante también de la fotografía y el pintor Fernand Desmoulin (1857-1914).
Zola tenía entonces cuarenta y ocho años -edad que en esa época se consideraba el inicio de la vejez-, pesaba 100 kilos y tenía 114 centímetros de cintura, una corpulencia exagerada para un hombre de 1,70 metros de estatura.
Su carrera literaria, que había empezado veinte años antes, había conocido momentos triunfales. Era el número uno de las letras francesas desde la muerte de Victor Hugo, acaecida unos años antes. Y Émile Zola lo sabía.
Lo que ignoraba es que la vida le reservaba todavía algunas sorpresas. Estaba lejos de sospechar que diez años después, con la publicación de ‘Yo acuso’ en el periódico L’Aurore, participaría en la fase más turbia del caso Dreyfus y se ganaría los odios más encarnizados.
Descubriendo el amor
En ‘Bonjour Monsieur Zola’ (‘Buen día señor Zola’, 1954), el ensayista francés Armand Lanoux (1913-1983) cuenta:
«Ese mes de agosto, en su madurez, Jeanne Rozerot le reservaba también un descubrimiento: el del amor. Zola se había casado dieciocho años antes con una mujer mayor que él, Alexandrine Meley, que no podía tener hijos.
Zola, quien tributaba culto a la fecundidad, padecía en silencio. Había sido, sin embargo, un buen esposo, consagrado por entero a su obra en la que desahogaba sus pasiones eróticas, intolerables para las buenas conciencias de la mayoría de los lectores.
Y de pronto surge la costurera, con sus canciones, su risa y su silueta estilizada. Así, junto con el del amor, llegan otros dos descubrimientos, que se conjugan de un modo asombroso con su aventura y hacen inolvidable aquel verano de 1888: la bicicleta y la fotografía.
Amar a Jeanne. Llevar de paseo a Jeanne. Fotografiarla. Resultado: pierde 25 kilos. Es tanto como decir que se vuelve un hombre joven».
La fotografía de la intimidad
El alcalde de Royan, Víctor Billaud (1852-1936), amigo de la familia y frecuente visitante de la residencia de veraneo fue quien inició al escritor en su gusto por la fotografía.
El escritor adquirió algunos de los mejores equipos disponibles en la época e instaló en sus sucesivos domicilios sendos laboratorios fotográficos.
Fruto de su romance con Jeanne Rozerot tuvo dos hijos, Denise y Jacques. Vivían en Verneuil, no muy lejos de su residencia de Médan, en la ribera del Sena, y durante varios años los visitó a diario en bicicleta y compartió con ellos sus momentos de privacidad más plenos.
Los retratos de Jacques, Denise y la propia Jeanne, revelan a un fotógrafo sin afectación, que conocía la técnica y que se complacía en congelar con luz instantes cotidianos y de intimidad.
Fue un aficionado avanzado; dirigió su objetivo, básicamente, a registrar retratos y escenas de su vida familiar, pero también realizó innumerables estudios de naturaleza muerta y de paisaje.
El paisaje urbano
Le interesó especialmente el paisaje urbano y París ocupó un lugar preponderante; cuando tuvo que exiliarse en Londres a causa del affaire Dreyfus, fue la capital inglesa la que centró su atención.
En 1900, ya de regreso a París, realizó una vastísima documentación de la Exposición Universal; las principales construcciones y monumentos erigidos con motivo del acontecimiento, entre ellos la Torre Eiffel, fueron captados con suma destreza. En total dejó cerca de 3000 fotografías; casi el mismo número de páginas de que consta su obra escrita.
Dueño de un espíritu metódico y un apasionamiento singular, logró convertirse en un excelente técnico de la fotografía.
Poseía una docena de cámaras e instaló tres laboratorios de tiraje y revelado. Por supuesto que no fue tan excelso fotógrafo como para ocupar un lugar en la historia de la fotografía francesa junto a Gaspard Tournachon Nadar (1820-1910), Eugéne Atget (1857-1927) o Robert Demachy (1859-1938)[…]
La doble vida de Zola
El fotógrafo Zola no investigaba, contemplaba. Lo hechizaban los paisajes y, sobre todo, los rostros.
Y aquí apareció la segunda frustración: el novelista amó con pasión a Jeanne Rozerot y a los dos hijos que tuvo con ella.
Pero ese amor no pudo ser dichoso porque lo brindaba a una familia adúltera.
«La escisión de esta doble vida que he tenido que vivir ha terminado por desesperarme -escribió Zola-. Jeanne me ha tributado el regio festín de su juventud y devuelto a mis treinta años, haciéndome el hermano mayor de mi Denise y de mi Jacques«.
Enterada por una carta anónima, su esposa Alexandrine, intentó sin resultado recobrar al marido infiel.
Sin embargo, tras el fallecimiento de Émile y Jeanne, se quedó con los dos niños y los adoptó para que heredasen el apellido de su padre. […]
Su fallecimiento
El 29 de septiembre de 1902 murió en su casa de París, intoxicado por el monóxido de carbono que emanaba de una chimenea en mal estado, un hecho que suscitó muchas sospechas dadas las reiteradas amenazas de muerte que había recibido a raíz del caso Dreyfus, cuando el gobierno, apoyado por los partidos conservadores, el ejército nacionalista y la Iglesia Católica, lo acusó por injurias y lo persiguió hasta que se demostró la inocencia definitiva del capitán de origen judío y el complot militar.
Sala Municipal de Exposiciones de San Benito – Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid
Parte del texto editado con motivo de la exposición de obras de Èmile Zola que se celebró del 16 de julio al 23 de agosto de 2009
Origen de las imágenes:
Principal: Wikipedia
Portadas libros
Parte de la página del diario Aurora: El Orden Mundial
Portada libro
Gentileza de la Sala Municipal de Exposiciones de San Benito, Valladolid (España)
Exposición Universal de París: Wikipedia
Zola, Jeanne e hijos: wikidata.org
Ver:
> Émile Zola – Padre y representante del naturalismo literario
> Fernando Moleres – Sus fotografías en ‘Melting landscapes’
> Alberto García-Alix – Exposición ‘Expresionismo Feroz’
> Vivian Maier – La revelación de una gran fotógrafa
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Actualizado: 23-10-2023
2 – 16-01-2016
1 – 18-07-2009