Ácido hialurónico – Infiltraciones para el rejuvenecimiento facial

El ácido hialurónico, que genera de forma natural nuestro propio organismo, es totalmente inocuo y reabsorbible

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La infiltración de ácido hialurónico para el rejuvenecimiento y relleno facial es una de las técnicas estrella tanto por las posibilidades que ofrece, como por sus excelentes resultados para restablecer volumen o aportar elasticidad, luminosidad y frescura a la piel.

Esta sustancia que genera de forma natural nuestro propio organismo, y que con el paso de los años vamos perdiendo, es totalmente inocua y reabsorbible. Entre sus propiedades destaca la capacidad para retener grandes cantidades de agua y su potencial como agente estimulador de las células de la piel.

Existen diferentes tipos y concentraciones de ácido hialurónico y la elección del más adecuado depende del nivel de la piel en la que es necesario incidir, bien sea a nivel superficial, medio o profundo según el tratamiento que requiera cada paciente.

 

Ácido hialurónico no reticulado

El ácido hialurónico no reticulado actúa a nivel superficial, debajo de la dermis, y está indicado para proporcionar una mayor hidratación y elasticidad a la piel, mientras que a nivel medio, el ácido hialurónico de baja reticulación se utiliza para corregir pequeñas arrugas como las del entrecejo, los pliegues nasolabiales o el contorno labial, entre otras aplicaciones.

En la rehidratación y estimulación cutánea con ácido hialurónico no reticulado, los efectos son visibles dos o tres semanas después de su aplicación.

 

Ácido hialurónico reticulado 

El ácido hialurónico reticulado actúa a nivel más profundo para restituir el volumen perdido en algunas zonas del rostro, y se utiliza como material de relleno en remodelaciones volumétricas para corregir, por ejemplo, la pérdida de volumen de la mejilla o del reborde mandibular.

En las infiltraciones de ácido hialurónico reticulado para restituir el volumen de determinadas zonas de la cara, sus efectos son perceptibles de inmediato, así como también lo son las intervenciones para atenuar determinadas arrugas y surcos.

Para realizar una evaluación del tipo de tratamiento más adecuado para cada paciente es imprescindible una consulta previa con el objetivo de valorar el tipo de piel, la zona a tratar y el objetivo que se quiere alcanzar.

 

La realización de las infiltraciones

La duración de cada infiltración, que debe realizarse siempre siguiendo un protocolo médico, es de alrededor de cuarenta minutos y previamente al inicio del tratamiento se aplica una crema anestésica tópica que actúa durante quince minutos.

La utilización del ácido hialurónico es perfectamente compatible con otras técnicas como la bioestimulación con vitaminas o el Bótox pero siempre bajo supervisión médica, ya que determinados tratamientos que requieren la aplicación de calor (como por ejemplo la radiofrecuencia o el láser) deben llevarse a cabo con un tiempo de espera entre ambos.

El número de sesiones a realizar varía en función del tipo de tratamiento que sea necesario aplicar y oscilará entre una y tres sesiones al año, espaciando las sesiones unas tres semanas y con un seguimiento y control médico posterior para evaluar los resultados.

Las infiltraciones con ácido hialurónico son una excelente técnica para corregir imperfecciones, para contrarrestar los efectos del envejecimiento, mejorar el estado y la calidad de la piel y conseguir un aspecto espléndido y natural sin modificar la expresión del rostro.

 

Fuente: Clínica Planas, Barcelona – Madrid

Página de origen de la imagen:
planetaellas.com/2012/10/04/claves-para-llegar-a-una-madurez-esplendida

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