Lara Prescott – ‘Los secretos que guardamos’

Esta novela es mucho más que el relato real de la publicación de ‘El doctor Zhivago’

[Cultura – Literatura] 

 

‘Los secretos que guardamos’, de Lara Prescott, editada por Seix Barral, encierra muchas historias dentro de sus páginas: de la Rusia de Stalin al Washington de los años cincuenta.

Lara Prescott despliega su talento narrativo para ofrecernos la fascinante historia real de un libro que se convirtió en un arma poderosa, temida y codiciada a partes iguales, y la de un poeta que jamás soñó que sus palabras se convertirían en el motivo de una misión de espionaje que influiría en el curso de la Guerra Fría.

De la mano de tres mujeres valientes que luchan por abrirse paso en un mundo de hombres, nos adentramos en una novela brillante que arroja luz sobre un periodo oscuro de la historia: la vida bajo el totalitarismo y el abuso de poder.

Pero esta novela es mucho más que el relato real de la publicación de ‘El doctor Zhivago’: amor y dolor, valor y miedo, lealtad y traición…, todo está dentro de la vibrante historia de una mecanógrafa que desafió al corazón del Kremlin y de un escritor que no dejó que la obra a la que había dedicado su vida quedara oculta por la sinrazón.

La ficción presta un rostro y un nombre a quienes trabajaban para la inteligencia norteamericana y, por razones obvias, no pueden estar en esta novela con su identidad real. Las espías Irina y Sally, y el equipo de mecanógrafas, han sido recreados por la autora para que representen a quienes trabajaron en esta misión.

Desde Moscú y el Gulag hasta D.C. y París, ‘Los secretos que guardamos’ captura un momento decisivo en la historia de la literatura. “Es un libro sobre el libro que condenó y censuró el KGB y que la CIA usó como arma política y propagandística en la Guerra Fría, cuando aún pensaban que la literatura podía cambiar el mundo”, dice la autora.

 

Tres mujeres valientes: Olga Vsévolodovna Ivinskaya, Irina Drozdova y Sally Forrester

Olga Vsévolodovna Ivinskaya fue mucho más que una amante para Borís Pasternak. Desde que se conocieron en 1946, consagró su vida al genio de la literatura: revisaba sus textos, le aconsejaba, hacía de asistente personal, se ocupaba de la relación con las revistas y editoriales que publicaban sus poemas.

Siempre estaba cerca de Pasternak, a quien inspiró el personaje de Lara Antípova. Olga trabajaba en la revista Novy Mir (Nueva Vida), donde se encargaba de encontrar nuevos autores.

Como todo amante de la poesía en Rusia, idolatraba a Pasternak, el poeta vivo más importante del país. Un día que el escritor visitó la redacción, los presentaron: él tenía cincuenta y seis años; ella, veintitrés.

La siguiente vez que se vieron, bajo la estatua de Pushkin de la plaza Púshkinskaia, el escritor ruso le tomó la mano y dijo que no había podido dejar de pensar en ella.

Fue el principio de una relación que se prolongó hasta la muerte del autor, a pesar de que éste, casado con Zinaída, nunca quiso romper su matrimonio y siguió viviendo en la casa familiar.

Para estar cerca de Pasternak, Olga sacrificó a su propia familia. Su madre la ayudaba con sus hijos Ira y Mitya, a quienes veía menos de lo que debía para estar cerca del escritor.

Pero ese sacrificio no fue el mayor que tendría que hacer: Olga fue condenada en dos ocasiones al Gulag por su relación con el poeta. Dado que a él no le podían hacer nada, pues hubiera sido un gran escándalo internacional que habría dejado al Kremlin en muy mal lugar, el Comité Central castigó a su amante como forma de hacerle daño.

Pero quien sufrió, quien pasó frío y hambre, quien estuvo recluida como una delincuente lejos de su familia, fue ella. La segunda vez que la policía militar la llevó a la Lubianka fue tras la muerte del escritor: la acusaron de haber sido la responsable de la publicación de la novela en el extranjero, a pesar de que no había tenido nada que ver. Pagó con su libertad el amor que le había profesado

 

Dos espías, personajes de ficción

Irina Drozdova y Sally Forrester son personajes de ficción, pero muy bien podrían haber existido. Lara Prescott recrea con ellas las mujeres de la Agencia que participaron en esta misión y en tantas otras: recaderas, golondrinas, entrenadoras… fueron indispensables en el desarrollo de muchas misiones que la inteligencia norteamericana desplegó por todo el mundo.

Irina Drozdova

Cuando Irina Drozdova llegaba a casa después del trabajo, se sentaba con su madre para ayudarla a coser los vestidos que arreglaba. Jamás podría haber imaginado la mujer que su hija no era una simple mecanógrafa y que sus habilidades iban mucho más allá de teclear rápido.

Irina era una rusa nacida en Estados Unidos. Su madre había salido de la Unión Soviética cuando estaba embarazada; el Telón de Acero pronto sería algo más que un rumor y formó parte de la última oleada de emigrantes que dejaban el país antes de que se cerraran las fronteras.

Tras entrar en la Agencia como mecanógrafa, rápidamente se convirtió en una recadera. El agente Teddy Helms primero, y Sally Forrester después, la entrenaron para que pudiera traer y llevar paquetes pasando inadvertida.

Pero Irina llegaría mucho más lejos: su destreza y su afán por dejar atrás una vida que la ahogaba la llevarían a ser una pieza muy importante en la misión de introducir ‘El doctor Zhivago’ en su país de origen.

Sally Forrester

La primera vez que Sally Forrester entró en la cafetería donde se reunían las mecanógrafas para comer, despertó un gran revuelo: guapa, sofisticada, vestida con ropa estilosa y con una melena pelirroja que llamaba la atención, las chicas no podían dejar de mirarla.

Sally era una vieja conocida de la Agencia. Años atrás había estado en Kandy, Ceilán (hoy Sri Lanka), en una misión de propaganda; allí descubrió su facilidad para convertirse en otra persona: su carrera como espía había comenzado.

Tras aquella misión, Sally se había convertido en una golondrina: una mujer que utilizaba sus encantos para obtener información.

A punto de empezar la misión con ‘El doctor Zhivago’, Sally es reclutada de nuevo para entrenar a Irina: deberá enseñarle todo lo que sabe para convertirla en una agente capaz de pasar a la acción, y deberá descubrir si la chica oculta algo tras una inocencia fingida o si su candidez es real.

 

Lara Prescott

Los relatos de Lara Prescott han aparecido en medios como The Southern Review, The Hudson Review, Crazyhorse, Day One y Tin House Flash Fridays. Anteriormente trabajó como asesora en campañas políticas y como abogada defensora de los derechos de los animales.

En 2016 ganó el Crazyhorse Fiction Prize por el primer capítulo de ‘Los secretos que guardamos’, que se ha convertido en un best seller, traducido a veintinueve idiomas y que será llevado a la gran pantalla por The Ink Factory y Marc Platt Productions. La autora vive en Austin, Texas.

 

Que ha dicho la prensa

“Un ‘Mad Men’ protofeminista inspirado en una apasionante historia real que nos traslada al mundo del espionaje de los años cincuenta”. Entertainment Weekly.

“Delicioso. Lara Prescott rescata con maestría un capítulo de la historia de la literatura tan fascinante como poco conocido”. Kirkus.

“Un torbellino narrativo. El talento de Lara Prescott es fascinante y el resultado, desgarrador. Un debut deslumbrante”. BookPage.

“Un page-turner que es, a la vez, un thriller de espías, una novela histórica y el relato de un amor verdadero”. The Columbus Dispatch.

“Una espléndida novela sostenida por un elenco de secretarias inolvidable”. The New York Times.

“Una novela que es un placer leer y un secreto que vale la pena compartir”. San Francisco Chronicle.

Lara Prescott ha dado forma a una intriga atravesada por la pasión, el espionaje y la propaganda”. The Wall Street Journal.

“Una valiente visión posfeminista de la Guerra Fría, un libro inteligente y enérgico. Un debut brillante”. Publishers Weekly.

 

 

Departamento de Comunicación
Seix Barral – Grupo Planeta
Anna Portabella – aportabella@planeta.es

Imagen cedida por el Departamento de Comunicacion de Seix Barral

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