Oliver Sacks – A los 90 años de su nacimiento – Su carta de despedida
«Depende de mí ahora elegir cómo vivir los meses que me quedan. Tengo que vivir de la manera más rica, más profunda, más productiva que pueda». Oliver Sacks.
[Cultura / Ciencia– Neurología]
Oliver Wolf Sacks (9 de julio de 1933 – 30 de agosto de 2015), nació en Willesden (Reino Unido) y fue el más joven de los cuatro hijos de un matrimonio judío del norte de Londres: Samuel Sacks, médico, y Muriel Elsie Landau, una de las primeras mujeres cirujanas en Inglaterra.
Se licenció en fisiología y biología en el Queen’s College de Oxford, donde también cursó maestría y la especialidad en cirujano. Trabajó luego en un hospital de St Albans y después hizo su práctica en el de Middlesex, en el barrio londinense de Fitzrovia.
En Estados Unidos, completó su residencia en el Hospital Mt. Zion de San Francisco y fue becario en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Su vida profesional
Oliver Sacks vivió y practicó la neurología en Nueva York, donde vivía desde 1965. Un año después, tenía consulta en las instalaciones del Hospital Beth Abraham (hoy Centro Médico Montefiore, el hospital universitario de la Escuela de Medicina Albert Einstein), atendiendo enfermedades crónicas.
Su trabajo en este hospital ayudó a sentar las bases para constituir el Instituto para la Música y la Función Neurológica (IMNF), del que era consejero médico honorario.
Allí trabajó con un grupo de sobrevivientes aquejados en los años 1920 por un trastorno del sueño llamado encefalitis letárgica, a causa de la cual habían sido incapaces de moverse por su propia cuenta durante décadas. El tratamiento de estos pacientes fue la base del libro ‘Awakenings’ (1973), traducido al español como ‘Despertares’ (Editorial Anagrama en 2005), en el que se basa la película de 1990 del mismo nombre.
Fue profesor clínico de neurología en la Escuela de Medicina Albert Einstein (1966-2007) y, paralelamente, en la de la Universidad de Nueva York (1992 y 2007). En 2012, en la misma universidad, fue contratado como profesor de neurología y neurólogo consultor en el Centro de Epilepsia de la institución.
En julio de 2007 se unió a la facultad del Centro Médico de la Universidad de Columbia como profesor de neurología y psiquiatría.
Desde 1966, trabajó como consultor neurológico en varios asilos de ancianos neoyorquinos atendidos por la congregación de las Hermanitas de los Pobres y fue neurólogo consultor en el Centro Psiquiátrico de Bronx (1966-1991).
Su obra literaria
A partir de 1970, Oliver Sacks escribió sobre su experiencia con pacientes neurológicos tanto en periódicos como en revistas como ‘The New Yorker’ y ‘The New York Review of Books’, de las que era colaborador habitual.
También publicó artículos científicos y médicos y libros, muchos de los cuales han sido traducidos a numerosos idiomas. En 2001 recibió el Premio Lewis Thomas para Escritos sobre Ciencia.
Su trabajo ha sido difundido por más medios de comunicación que el de cualquier otro autor médico contemporáneo. Sacks describió sus casos con gran riqueza de detalles, concentrándose en las experiencias del paciente (en el caso de ‘Con una sola pierna’, el paciente era él mismo).
Su libro más famoso, ‘Despertares’, en el que se basa la película, describe su experiencias con el uso de la nueva droga L-Dopa en pacientes postencefalíticos del Hospital Bet Abraham. ‘Despertares’ fue también el tema del primer documental realizado en 1974 para la serie de televisión británica Discovery.
Fue galardonado con varios premios y distinciones entre los que se encuentra su nombramiento como Comendador de la Orden del Imperio Británico.
Equipo Torrese
eMagazine 39ymas.com
Fuente:
Wikipedia
Su carta de despedida
By Oliver Sacks
New York Times, 19-02-2015
Hace un mes, sentí que estaba en buen estado de salud, incluso que tenía una salud robusta. Con 81 años, todavía nado un kilómetro y medio al día. Pero mi suerte se ha agotado. Hace unas semanas me enteré de que tengo múltiples metástasis en el hígado.
Hace nueve años me diagnosticaron un tumor poco frecuente en el ojo, un melanoma ocular. Aunque la radiación y el láser para extirparlo finalmente me dejaron ciego de ese ojo, sólo en casos muy raros tales tumores hacen metástasis. Yo estoy entre el 2% de desafortunados.
Me siento agradecido de que se me hayan concedido nueve años de buena salud y productividad desde el diagnóstico original, pero ahora me enfrento con la muerte. El cáncer ocupa la tercera parte de mi hígado y, aunque su avance puede ser más lento, este tipo particular de cáncer no se puede detener.
Depende de mí ahora elegir cómo vivir los meses que me quedan. Tengo que vivir de la manera más rica, más profunda, más productiva que pueda. En ello me siento alentado por las palabras de uno de mis filósofos favoritos, David Hume, quien, al enterarse de que estaba enfermo de muerte a los 65 años, escribió una autobiografía corta en un solo día en abril de 1776. Él la tituló ‘My Own Life’.
«He tenido suerte»
Ahora espero una disolución rápida. He sufrido muy poco dolor de mi desorden; y lo que es más extraño, a pesar de la gran decadencia de mi persona, nunca sufrí ni por un momento un abatimiento de mi espíritu. Poseo el mismo ardor que nunca en el estudio, y la misma alegría en compañía.
He tenido la suerte de vivir más de 80 años, y los 15 años de más de las tres veintenas de Hume han sido igualmente ricos en trabajo y amor. En ese tiempo, he publicado cinco libros y he completado una autobiografía* que se publicará esta primavera; tengo varios otros libros casi terminados.
Hume continuó: «Yo soy … un hombre de disposiciones leves, de mando, de genio, de un humor abierto, social, y alegre, capaz de unirse, pero poco susceptible de enemistad y de gran moderación en todas mis pasiones».
Aquí me aparto de Hume. Aunque he disfrutado de relaciones amorosas y de amistad y no tengo enemistades reales, no puedo decir que soy un hombre de disposiciones leves. Por el contrario, soy un hombre de carácter vehemente, con entusiasmos violentos, y de falta de moderación extrema en todas mis pasiones.
Y, sin embargo, una línea de ensayo de Hume me parece especialmente cierta: «Es difícil», escribió, «estar más desconectado de la vida de lo que estoy en la actualidad».
«Debo concentrarme en mí»
En los últimos días, he sido capaz de ver mi vida desde una gran altitud, como una especie de paisaje, y con un profundo sentido de la conexión de todas sus partes. Esto no significa que estoy acabado con la vida.
Por el contrario, me siento intensamente vivo y quiero y espero que en el tiempo que queda pueda profundizar mis amistades para decir adiós a los que amo, escribir más, viajar si tengo la fuerza, alcanzar nuevos niveles de comprensión y perspicacia.
Esto implicará audacia, claridad y hablar claro; tratar de enderezar mis cuentas con el mundo. Pero ya habrá tiempo, también, para la diversión (e incluso algunas tonterías, también).
No hay tiempo para nada inesencial. Debo concentrarme en mí, mi trabajo y mis amigos. Dejaré de mirar NewsHour todas las noches. Dejaré de prestar atención a la política o las discusiones sobre el calentamiento global.
No es indiferencia pero sí desprendimiento; todavía me preocupo profundamente por el Oriente Medio, sobre el calentamiento global, sobre el crecimiento de la desigualdad, pero esos ya no son mis asuntos; que pertenecen al futuro.
Me alegro cuando me encuentro con jóvenes superdotados; incluso el que con una biopsia diagnosticó mis metástasis. Siento que el futuro está en buenas manos.
«Mi generación se está marchando»
He sido cada vez más consciente, durante los últimos 10 años más o menos, de las muertes de mis contemporáneos. Mi generación se está marchando y en cada muerte me he sentido como un desprendimiento de placenta, un arrancamiento de una parte de mí mismo.
No habrá nadie como nosotros cuando nos hayamos ido, pero tampoco no habrá nadie como cualquier otra persona, nunca. Cuando las personas mueren, no pueden ser reemplazadas.
Dejan agujeros que no se pueden llenar, porque es el destino de todo ser humano el ser un individuo único, para encontrar su propio camino, vivir su propia vida y morir su propia muerte.
No puedo pretender que no tengo miedo. Pero mi sensación predominante es de gratitud. He amado y he sido amado; se me ha dado mucho y he dado algo a cambio; he leído y viajado y pensado y escrito. He tenido una relación sexual con el mundo, el coito especial de escritores y lectores.
Por encima de todo, he sido un ser sensible, un animal de pensar, en este hermoso planeta, y que en sí ha sido un enorme privilegio y aventura.
Origen de las imágenes:
Oliver Sacks, en 2013 – Wikipedia
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Carátulas película
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* La autobiografía la publicó en España la Editorial Anagrama en 2015. Se estrenó el documental ‘Oliver Sacks: una vida’, dirigido por Ric Burns, en 2021.
Algunas de sus obras:
Un antropólogo en Marte: siete relatos paradójicos. Editorial Anagrama (2001).
Con una sola pierna. El Aleph Editores (1989).
Despertares. Editorial Anagrama (2005).
Historias de la ciencia y del olvido. Ediciones Siruela (1996).
El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Editorial Anagrama (2005).
La isla de los ciegos: y la isla de las cicas. Editorial Anagrama (1999).
La jaqueca: estudio de un trastorno habitual. Alianza Editorial (1988).
Migraña. Editorial Anagrama (1997).
El tío Tungsteno: recuerdos de un químico precoz. Editorial Anagrama (2007).
Veo una voz: viaje al mundo de los sordos. Editorial Anagrama (2003).
Musicofilia: Relatos de la música y el cerebro. Editorial Anagrama (2009).
Los ojos de la mente. Editorial Anagrama (2011).
Alucinaciones. Editorial Anagrama (2012).
Actualizado: 28-08-2023
1 – 21-02-2015