Sueños IX – Dulce maquillaje – Su ‘in Sweetland’

 

[Relatos]

 

 © Marisa Ferrer P.

 

suenos-IX-1Podría decirse que la vi nacer. Pero me perdí su adolescencia y cuando, al cabo de muchos años, la he vuelto a encontrar, es ya una mujer. Queda poco de aquel bebé, de aquella muñequita que una vez se envolvió en barro hasta los ojos, ante la curiosa y atenta mirada de los adultos tan permisivos, por una vez, como para consentir en dejarla disfrutar de una travesura que siempre ha sido y será el deleite de todos los niños: ensuciarse jugando. Lo que sí ha quedado es la inquietud y la curiosidad demostradas entonces ante tales hazañas.

La creatividad la ha rodeado desde muy niña, no tan sólo por el trabajo artístico de su madre, sino también por la imaginación aplicada al mundo de los negocios, característica nada despreciable de su padre, utilizada como útil herramienta en no pocas ocasiones.

Eligió estudiar Bellas Artes, como su progenitora, cuya influencia planea sobre sus lienzos poseedores, no obstante, de un estilo propio y definido. Activa por naturaleza, no dejaba de probar y experimentar diversos caminos buscando su sitio en la vida adulta; su meta era encontrar una actividad enriquecedora, satisfactoria, con la que sentirse a gusto y ganarse la vida, deseo por otro lado más que legítimo para cualquier joven. Su inquietud la fue llevando por otras vías, y acabó decantándose hacia la especialización en maquillaje artístico, profesión dentro de la cual ha alcanzado altas cotas de calidad, ganándose el aprecio de sus compañeros y clientes.

Una pausa obligatoria como consecuencia de un malhadado accidente que pudo costarle la vida, le proporcionó un tiempo de reposo aprovechado por su mente incansable para reflexionar a fondo y replantearse muchas cosas. Durante esos meses de pausa, empezó a experimentar otra vez ¡cómo no! siempre siguiendo la ruta del color. Y nació Su in Sweetland, su blog, definido así por ella misma:

Sweetland es un lugar imaginario dónde encontrar cosas dulces, curiosas, singulares, sugestivas… Cosas que podrían estar en cualquier agradable y dulce lugar, lugares que te abrigan con su calidez, lugares que te sumergen en el placer de sentir, de ver, de oír, de mirar… y en la ilusión de oler y de saborear. SuinSweetland son las cosas que me gustan… música, color, sabor, olor, ilusión…

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Lo que empezó medio en broma, para obsequiar a la familia y a los amigos, ha acabado siendo una afición de lo más gratificante cuando contempla las expresiones asombradas de los destinatarios de sus creaciones comestibles, al ver reflejada en una tarta parte de sí mismos, algo de su forma de ser, de sus gustos o de sus aficiones, convertido todo ello en espectaculares montajes. Briosos caballos o fantasmales murciélagos de chocolate, coloridos parterres de flores, naves piratas, sombreros de ilusionista, delicados encajes… todo tiene cabida en su obrador para solaz de niños y no tan niños.

Ahora compagina ambas actividades, solapadas una con otra como parte de una misma voluntad de decorar, de adornar, de alegrar, de compartir.

Del mismo modo que las hadas esparcen polvo de estrellas a su alrededor con su varita mágica, Su despliega su talento cromático decorando con primor sus creaciones. Sus genes han de ser multicolores. Por fuerza. El talento que despliega a la hora de combinar tonos e intensidades ha de ser genético.

La contemplo en la cocina de la casa de su padre, su reino particular cada vez que debe atender un encargo. Su expresión cambia por completo; minutos antes participaba en la conversación general pero, de pronto, mira su reloj y ve llegada la hora de empezar otro encargo; parece otra persona. No dice nada, no es necesario ya que todos hemos entendido su mensaje sin palabras; está a punto de iniciar el proceso y prefiere estar sola.

Se mueve con la gracia y precisión de una bailarina, sus movimientos parecen ensayados mil veces y, en realidad, lo son. Lleva ya mucho tiempo con esa afición que le proporciona muchas satisfacciones adicionales a las que le aporta su profesión. Dispone de una gran nevera dedicada exclusivamente a los ingredientes que usa y un espacio propio en la despensa donde descansan los accesorios necesarios para alcanzar su objetivo: endulzar la vida de los demás.

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Interrumpe la conversación la señal acústica del horno anunciando el fin de su trabajo. He visto uno acabado, pero hay otro al que le faltan los últimos retoques y me pregunto en qué se convertirá. Me abstengo de preguntarle qué le gusta; solo hay que escucharla cuando habla de su trabajo y de su afición.

O entrar en su página:

Mi nombre es Susana… mis amigos me llaman Su, y me gusta… me parece dulce.
Me gusta el dulce… los sonidos dulces, las formas dulces, las palabras dulces, los sueños dulces, los olores dulces, la dulzura de la música… me gusta la música.
Me gusta lo suave… los olores suaves, la luz suave, los sabores suaves, los sonidos suaves, las texturas suaves, el terciopelo, la suavidad del silencio… me gusta el silencio.
Me gusta la intensidad del color… Me gusta mirar, observar, ver… Me gusta ver color… veo color siempre, trabajo con el color, me formé con el color… estudié bellas artes.
Me gusta comer, saborear… me gusta sentir.
Mirar es un placer.
Comer es un placer.
El color es placer.
Comer color es magia.
Me gusta la magia, lo irreal, la fantasía, los cuentos… me gusta soñar.
Me gusta construir… soy escultora, me formé en ello.
Me gusta construir sueños de color que se puedan comer.
Esos sueños están en Sweetland.

Me intriga mucho cual será su próxima travesura; no puedo evitar pensar en su inacabable capacidad para soprenderme.

 

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Todas las fotografías: ©2014  Marisa Ferrer P.

Ver: http://suinsweetland.blogspot.com.es/

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2 – 05-08-2015
1 – 29-05-2014