Sonia Fernández-Vidal y la Física Cuántica

 

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Café Salambó, Barcelona (España)
Sonia Fernández-Vidal – 10ª Tertulia Salambó
16 de febrero de 2015
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Salambó, el personaje de la famosa obra de Flaubert, da nombre al café donde ha tenido lugar la 10ª Tertulia Salambó organizada por el OCG (Observatorio Cultural de Género) y CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales).

Estas charlas periódicas se organizan alrededor de una invitada, siempre alguien significativo en la actividad que desarrolla; mujeres que tienen mucho que decir y compartir con las asistentes, y la invitada, Sonia Fernández-Vidal, doctora en Información y Óptica Cuántica por la UAB, ha superado con creces las expectativas de las tertulianas, confesas de sentirse fascinadas por la Ciencia a pesar de ser, como ha dicho una de ellas creo que hablando por todas, absolutamente ignorantes en la materia.

Sonia Fernádez-Vidal ha trabajado en el CERN (The European Organization for Nuclear Research), en Europa, y en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en EEUU. En la actualidad ha abandonado la investigación para dedicarse a escribir y colaborar con su marido en una empresa de marketing on line, recién fundada por ambos y de la que, curiosamente, no forma parte ningún experto en marketing, solo doctores en Matemáticas y en Física, que dice le otorgan más una apariencia de laboratorio analítico y numérico que de una empresa de marketing convencional. Con buen humor justifica el hecho porque hay que romper viejos moldes e innovar. ¿Por qué será?, me pregunto.

El resto de su tiempo lo dedica a impartir clases en la UAB. Quizá el ser científica ha conseguido “expandir” el tiempo para llegar a tantas cosas… Expresa su convencimiento de que puede hacerlo porque aun no tiene hijos; su lugar, por el momento, lo ocupan los libros.

Atribuye su precoz interés por la ciencia, al hecho de haber nacido en el seno de una familia de profesionales de la enseñanza a lo largo de dos generaciones, donde anida el gusano de la curiosidad, transmitida de padres a hijos. Ella no se quedó en porqué llueve o se enciende la luz al accionar el conmutador, no, quería saber nada menos que cómo funciona el universo… Recordaba haber tenido un libro con biografías de científicos, ilustrado por Pilarín Bayés, y que ella quería ser como aquellas personas. Mira por dónde ahora, después de los años, esta ilustradora es la encargada de dibujar para los niños las explicaciones de Sonia en su último libro sobre el Cosmos, que no tardará mucho en aparecer en el mercado.  

Fue educada en la conciencia de que sólo el conocimiento puede proporcionar las herramientas para ser realmente libres y en ningún momento nadie se cuestionó el hecho de su pertenencia al sexo femenino. Solo le inculcaron a ella y a sus hermanos la idea de que hay que perseguir las metas que uno se proponga, sean altas o modestas; el truco está en hacer lo que a cada uno le guste.

En secundaria creyó que la Física podía darle las respuestas que buscaba al explicar cómo funciona el universo; hasta que llegó a la universidad y tropezó con la Física Moderna, sobre todo la Física Cuántica, y se le abrió un nuevo y emocionante mundo de posibilidades inagotables.

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En respuesta a preguntas de las concurrentes, ha hablado de sus experiencias en el CERN, donde trabajó en un proyecto sobre aceleración de partículas, antes del descubrimiento del bosón de Higs, la llamada “partícula de Dios”, y donde no se sintió discriminada por ser mujer, a pesar de estar en minoría y que ningún jefe de grupo lo era; como dicen las estadísticas solamente llegan a ocupar ese puesto una de cada 10 aspirantes. Según ella, en EEUU las mujeres van más por detrás en estas actividades que en Europa. En Los Álamos ella era la única mujer en toda la división. Parece que, a pesar de todo, sigue habiendo una laguna que llenar.

Convencida de ello, y de la necesidad de roles femeninos visibles dentro del campo de la ciencia, ha concluído que la única manera de conseguirlo es que las científicas hagan un esfuerzo por conseguir ese protagonismo ante las nuevas generaciones, y de ahí salió su primera novela, La puerta de tres cerrojos, dirigida al público juvenil aunque apta para adultos. Ha afirmado con humor: «si las chicas no van a la ciencia, habrá que llevar la ciencia a las chicas«. Dado su éxito le siguió otro, Quantic Love, para demostrar que una chica puede enamorarse también de un científico. Ha escrito uno de no ficción, Desayuno con partículas, en colaboración con el periodista Francesc Miralles.

Después de un cambio de impresiones con las profesionales de la enseñanza presentes en la sala, sobre la necesidad de incentivar a niños y niñas, pero sobre todo a estas últimas, para que elijan el camino de la ciencia, ha respondido a preguntas sobre la posible escisión entre ciencia y humanismo.

Sonia cree que el humanismo y las ciencias han ido a la par desde Tales de Mileto, pasando por los descubrimientos de Copérnico, que dieron paso a la Ilustración y a las afirmaciones de Plank de que las órbitas de los planetas no eran esferas perfectas; en contraposición con Santo Tomás que afirmaba lo contrario al tratarse de una obra de Dios, hasta Newton cuando descubrió que la misma fuerza que hizo desplomarse una manzana sobre su cabeza era la que mantenía a los planetas en sus órbitas. Cualquier avance científico lleva aparejadas consecuencias en el campo del humanismo.

Las preguntas se han sucedido sin interrupción. Contestándolas, ha definido la Física Cuántica como la ciencia que estudia el comportamiento de las partículas subatómicas, es decir, más pequeñas que el átomo.

El cambio de paradigma invitaba a reflexionar sobre los nuevos conceptos. La teoría determinista en la explicación de los acontecimientos cósmicos daba lugar a más de una posibilidad por la conducta aparentemente caótica de los electrones.

La relatividad del siglo XX estudiaba los cuerpos a escala sideral; la Física cuántica se centra en lo diminuto, ¿Cómo conciliar ambos mundos? Ahí estamos.

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El entusiasmo demostrado por Sonia Fernández-Vidal ha obtenido un alto nivel de atención entre quienes la escuchábamos. Ha conseguido que nos hiciéramos una ligera idea sobre temas tan densos para los legos como el experimento del gato de Schrodinger y la dualidad de su estado antes de ser observado; el fenómeno de la superposición de las ranuras de Young, demostrando que la luz en determinadas circunstancias se comporta como una onda; la dimensión espacio-tiempo…

A medida que la conversación avanzaba, han surgido nuevos puntos de vista y nuevas curiosidades que, como ella ha dicho, «son imposibles de satisfacer en una charla de dos horas; necesitaría un semestre de universidad…» La audiencia ha tenido que conformarse con enunciados y ligeras explicaciones sobre lo que sabemos hoy del funcionamiento de nuestro universo, que sin duda son una buena base para seguir aprendiendo e intentar medio vislumbrar algo.

Sonia Fernández-Vidal argumenta que para ella la verdad es provisional y nada en ciencia se puede afirmar con rotundidad, solo ir avanzando despacio asegurando el paso para no resbalar demasiado. Con el tiempo aparecerán nuevas respuestas que darán origen a nuevas preguntas, como ha sucedido siempre en la historia de la Humanidad.

La moderadora, Mª Àngels Cabré, se ha visto obligada a imponerse para dar por cerrada la sesión, mientras yo pensaba: si de niña hubiera tenido esa afición ¿a dónde me hubiera llevado? Por supuesto mi medio no era el suyo, pero algo debieron haberme enseñado mis padres para que, al cabo de los años, me interese por la ciencia y sienta envidia de esos jóvenes que consiguen seguir el camino de sus sueños: el camino de las estrellas.

 

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Marisa Ferrer P.
Barcelona, 16-02-2015

 

Todas la fotografías ©2014 Marisa Ferrer P.
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