La vejez y el edadismo – Ser orgullosamente viejas y felices
«Lo hemos tenido que inventar todo: el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual, la ley de violencia. Hemos tenido que nombrar tantas cosas que no tenían nombre, y ahora es momento de vivir una vejez cómoda y afirmativa”, Anna Freixas.
[Mujeres Hoy / Familia – Tercera Edad]
La edad es lo primero que observamos en las personas mayores. Y de forma inconsciente y solo por su apariencia las discriminamos.
El edadismo se refiere a los estereotipos (como pensamos), los prejuicios (como nos sentimos) y la discriminación (como actuamos) hacia las personas en función de su edad.
Y la lucha contra esa manera de pensar tan extendida, como tantas del pasado, la lideran las mujeres mayores que, cuando ‘cumplen años’, se sienten invisibilizadas, y nunca las consideran ‘interesantes’ como sus homólogos de parecida edad.
Pero según escritoras expertas como Anna Freixas (1946), escritora feminista, profesora y Doctora Honoris Causa por la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla (Colombia), o Eulalia Lledó, hay que ir mucho más allá, y empezar a reivindicar nuestra longevidad como un triunfo.
Afortunadamente, cada vez encontramos más referentes de la sabiduría que puede proporcionar cumplir años.
Margaret Atwood (1939), Vivian Gornick (1935) o Annie Ernaux (1940), siguen siendo líderes por derecho propio, y con su experiencia, humor y sentido crítico demuestran que hacerse ‘mayor’ puede ser muy positivo, y debe ser aceptado con naturalidad por el entorno.
Ellas viven su veteranía sin complejos, reivindican una existencia plena, sin ponerse limitaciones para divertirse, amar y expresarse.
‘Yo, vieja’ de Anna Freixas
La edad –hoy más que nunca, a causa del envejecimiento progresivo de nuestras sociedades– es una cuestión política de primer orden, a fin de devolver a esta etapa tan importante de nuestra vida la dignidad y visibilidad.
“Aceptemos la edad como un don”, afirma Anna Freixas, que publicó un libro necesario, lúcido y desternillante, ‘Yo, vieja. Apuntes de supervivencia para seres libres’ (Capitán Swing 2021), que parte de reconocer nuestras posibilidades.
No es la vejez la que nos amenaza, son nuestras ideas, nuestras conductas y sobre todo nuestra disposición interior al conformismo y a la obediencia.
“Es urgente construir una vejez afirmativa y confortable”. Y para eso ella apela a la creatividad y al ingenio, a una mirada que la desdramatice y reivindique su valor.
«Orgullosamente viejas» es una interesante e iluminadora provocación, que da argumentos para huir de la autoexclusión, de esa manida frase: “yo ya estoy mayor para….».
Tenemos que hacernos visibles frente a ese empujón hacia la nada, y participar de la vida política, cultural, social y comunitaria que nos rodea.
Defensora de las canas y de elegir una talla más
La psicóloga y feminista Anna Freixas (Barcelona, 1946) se ha propuesto revisar lo que entendemos por ancianidad e ir al centro mismo del estigma, ese que invisibiliza y anula a las mujeres cuando llegan a una determinada edad.
“Frente a la rebelión contra la vejez que impone una presión constante y consumista por parecer joven, por teñirse, por adelgazar, por vestir como “una barbie patética”, Freixas defiende las canas, elegir una talla más y asumir una nueva realidad física libre, serena, tranquila, aunque sin caer nunca en la dejadez.
“Si decides ser una vieja con barba y bigote procura que suene a libertad, no a desidia”, y defiende que “determinados aspectos de dejadez contribuyen a la exclusión de las viejas. Si eres joven y te dejas el pelo en el sobaco, es libertad. Si eres mayor puede sonar a desidia y aumentar el rechazo hacia la vejez”.
«Y no olvidemos -argumenta-, que estamos hablando de derechos humanos, de poder mantener el control de nuestra vida hasta el último día”.
Pioneras en todo
Y añade: “Las mujeres viejas hemos sido pioneras en reivindicar y nuestra misión ahora es ser pioneras en ser viejas.
Lo hemos tenido que inventar todo: el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual, la ley de violencia. Hemos tenido que nombrar tantas cosas que no tenían nombre, y ahora es momento de vivir una vejez cómoda y afirmativa”.
Ni abuelita, ni ancianita, ni ninguna de esas apelaciones bobaliconas con las que solemos denominar y meter en el mismo saco a todas las mujeres mayores, y que en nuestra sociedad nos consideran no competitivas ni deseables.
“Esto es fruto de esa cultura patriarcal que nos valora como mujeres mientras tengamos la regla, consideración patriarcal que nos ve solo como seres estrictamente reproductivos», lamenta la psicóloga.
Defender la vejez
Hay que superar el ‘paternalismo’ que nos rodea, el amor adulador de nuestro entorno familiar, el trato de profesionales sanitarios y de otros campos.
Según Anna Freixas tenemos que poner las cosas en su sitio y defender la vejez, así, con todas las letras, con un argumento impecable:
“Tengo la suerte de ser vieja porque no la he palmado. Somos viejas, viejales, pioneras, veteranas, para qué buscar otros nombres y para qué aparentar otra cosa”, afirma.
“Las mismas que luchamos y conseguimos tantos avances, hoy tenemos que conseguir ahora es nuestro derecho a la dignidad”.
Es la gran tesis de su ensayo ‘Yo vieja’, que apela a una nueva mirada de esa etapa de la vida que suele quedar oculta y desvalorizada.
‘Elogio a la vejez’ de Eulàlia Lledó
La discriminación hacia la vejez afecta a todos, pero se cierne en las mujeres unos 20 años antes que en los hombres.
Casi todos pensamos, y por supuesto las mujeres también, y lo tenemos entronizado que “la vejez es fea”, y nos coloca en la llamada ‘Tercera edad’, un eufemismo discriminador.
Las palabras, la forma de explicar las cosas puede llegar a ser discriminatoria y degradante, sobre todo, con las mujeres mayores.
Eulàlia Lledó (Barcelona, 1952), filóloga, feminista, y profesora jubilada, y lleva varios años investigando y escribiendo sobre este tema, se pregunta: “¿porqué se huye de la palabra viejas y se la asocia a algo denigrante para el que hay buscar otra denominación?
Las palabras, los eufemismos que suplantan palabras que nos suenan mal, tienen una vida limitada porque rápidamente absorben la carga peyorativa del término que sustituyen. Lo que molesta no es la palabra, es el concepto, es la vejez. Y ninguna palabra la puede esconder”.
Así lo comenta Eulàlia Lledó en su artículo: ‘Elogio de la Vejez’, que publicó en su blog y en otros medios.
La extrañeza de la vejez
Para ella, «referirse a las mujeres mayores, a las ancianas, con la palabra ‘abuela’- aunque no lo sean- es definirlas por su parentesco y obviar cualquier otra característica propia. Y esta no es una elección trivial e inocente”.
Y para ilustrar este tema, recurre en su artículo ‘Abuelas y tópicos: mujeres y para colmo mayores’, publicado en Huffington Post (2015) a un fragmento de Ursula K. Le Guin (1929-2018), que habla de la extrañeza que ocasiona la vejez, y no por una cuestión de belleza y fealdad.
“Esta extrañeza y amedrentamiento aumenta a causa de la constante minusvaloración con que eres tratada, la presunción de que no sabrás qué es un placebo o la opinión generalizada de que la gente vieja es retrógrada”.
La vejez puede ser una buena etapa
Tanto Lledó como Freixas, se han dedicado a investigar la situación de las mujeres desde el feminismo. Y ambas remarcan que cuando ingresas en una residencia dejas de ser lo que eres, y te quedas atrapada entre cuatro paredes, sin poder manifestar tus opiniones y necesidades afectivas.
Incluso sin ser ‘dependientes’ es normal que enfermen y se depriman. “Si es difícil dotar económicamente a las residencias para que la vida sea digna y no un trampolín hacia la muerte, tampoco es fácil romper el tabú de que la vejez es pura miseria intelectual y sentimental”, subraya Lledó.
“La vejez puede ser una buena etapa. Libre, sin ataduras, sin jefes, con capacidad para organizarnos, contar nuestra experiencia, profundizar en nosotras mismas y crear”.
Así lo expresa Manuela Carmena (1944), en el prólogo del libro ‘Yo vieja’, y se pone como ejemplo: “Yo he hecho y sigo haciendo cosas que parece que la sociedad ya no nos reserva a l@s viej@s. Estoy convencida de que las podemos hacer igual de bien, o mejor, que los que tienen menos años”.
Julia López
Periodista
Artículo publicado en AmecoPress – Información para la Igualdad
Páginas de origen de las imágenes:
pexels.com – Anna Shvets
Editorial Capitán Swing
Bonito León
Eulàlia LLedó: © Leonor Sedó
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Actualizado: 07-11-2023
Actualizado: 27-05-2023
1 – 25-10-2021